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La sorpresa de la Benemérita

Martes 15 de febrero de 2011, por Alice Januel

Con mis alumnos mexicanos de la "Benemérita" tuve la oportunidad de enseñarles y aportarles mis conocimientos pero también de aprender muchísimo de ellos.

Toda mi vida he podido viajar por todo el mundo (a Inglaterra, España, Italia, Tahiti, Hawaï, Egipto, Marruecos…) y tener diversas experiencias multiculturales.

Mis estudios me dieron la oportunidad de poder irme de intercambio un año a España (en Zaragoza, en el Norte del país), para estudiar literatura francesa. Eso me dio muchas ganas de trabajar en la cooperación internacional. Al conocer mucha gente de diversos países, me di cuenta de que el intercambio, el diálogo con personas de otras culturas y de otros idiomas ayudaba a abrir la mente y a tomar conciencia de que hay muchas maneras diferentes de ver el mundo.

Después de ese año en España, seguí mi carrera un año en Francia en Francés como Lengua Extranjera (FLE) y luego me fui otro año a México como profesora de francés en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla para dar clases a estudiantes mexicanos.

Quise hablar de esta última experiencia como ejemplo de intercambio cultural porque me permitió diferencias muy grandes entre la manera de considerar a los profesores en México y en Francia.

Otra relación entre alumnos y profesores

Todo lo que había vivido y escuchado en Francia sobre los profesores hacía que ya tenía una idea bastante clara de la profesión. Pero muchas cosas cambiaron cuando llegué a México y empecé a dar clases. Primero porque era mi primera experiencia real como profesora y segundo porque la forma de enseñar es muy distinta entre los dos países !

Por ejemplo, los primeros días llegué con la idea de que con los estudiantes todo iba a ser bastante formal. Como era una Universidad, pensé que las cosas tenían que ser bien "ordenadas"…Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que la mayoría de los profesores tenían una relación casi amistosa con los estudiantes!

Mis alumnos de la BUAP

Siempre se tuteaban y muchas veces los estudiantes conocían la vida de los profesores, habían ido a comer juntos y en clase se reían mucho, con gran complicidad.

Cuando empecé las clases los estudiantes (que aproximadamente tenían mi edad) me hicieron muchas preguntas. Como yo era extranjera ¡más curiosidad tenían!

Poco a poco entendí que, al menos en esta escuela, las relaciones no eran, digámoslo así, “verticales”, sino realmente “horizontales”. Todos se consideraban personas que podían dialogar, sin timidez o vergüenza, sin ningún sentimiento de inferioridad por parte de los alumnos hacia los profesores.

Pude entonces construir relaciones muy amistosas sin que se perdiera el respeto y sin que mis alumnos me consideraran tan solo como una joven o una amiga.

La relación entre un profesor y sus alumnos es un equilibrio difícil de encontrar pero cuando se lo encuentra, se puede disfrutar de una enseñanza muy enriquecedora.

Con mis alumnos mexicanos tuve la oportunidad de enseñarles y aportarles mis conocimientos, pero también aprendí muchísimo de ellos. Creo que si algún día llego a ser nuevamente profesora, tendré más herramientas para construir una buena relación con estudiantes, sin limitarme a aplicar el modelo que toda me vida había conocido.

 Ver también: una "biografía" de Alice Januel por Justine Delefortrie